La primera vez que vi el Cirque du soleil quedé maravillada por la belleza de la danza entre los cuerpos de los acróbatas y las telas colgantes, aros y trapecios. Parecían parejas de enamorados bailando. Hace varios años fui a ver a Mariana, una de mis ahijadas, a su clase abierta de telas y pensé: -¡Qué bien lo hace, qué ganas de tener su edad para poder treparme así! Asistí un par de veces al teatro Angela Peralta en San Miguel a disfrutar del circo de Gravity kids. Me pareció tan bonito que los contraté para mi festejo de cumpleaños.
Lo que no estaba en mis planes, a los cincuenta y tantos, era subirme a un trapecio. Mucho menos dos veces a la semana: a pesar de que siempre le había traído ganas, nunca consideré que era algo que estaba a mi alcance.
La pausa obligada y las reflexiones que trajo consigo la pandemia me hicieron recapacitar sobre lo que considero importante, divertido y posible. Así fue como a finales de dos mil veinte, me pareció buena idea tomar en serio mis deseos. Motivada por la reflexión pandémica y después de apaciguar a mi diálogo interno que insistía en atormentarme con: -¡No vas a poder, te vas a romper algo, no viene al caso a tu edad! Decidí dar el paso. Me puse en contacto con Ceci Corona que estaba estrenando estudio al aire libre y formando un grupo de adultos. Mis clases, libres de Covid, empezaron en el mejor escenario posible: una espectacular estructura metálica con telas de colores, aros y trapecios colgando y añadiendo un toque artístico al campo y a los más que bellos atardeceres del bajío.
Ha sido un reto importante. Lo más difícil, después de aprenderme la rutina, ha sido vencer el miedo.
Me siento afortunada por estar en manos de una maestra profesional y experimentada que me guía con firmeza y cuidado y que contagia su pasión por esta actividad.
Ceci
El grupo que se armó es inmejorable: Clara, estadounidense, es la más experimentada. Es la primera en replicar la muestra que pone la maestra. Nos muestra con paciencia los pasos para que tengamos una segunda oportunidad de verlo antes de que toque el turno de pasar.
Clara
Henrietta es muy perseverante y no queda conforme hasta que le sale el truco del día. Su acento inglés evidencia su origen; su sonrisa contagia de calidez el ambiente.
Henrietta
Lolita, paisana de los altos de Jalisco, nos hace reír con sus chistes subidos de tono y de doble sentido; tiene dos hijas cirqueras que la acompañan a la clase y echan unas maromas impresionantes en el aire.
Lolita
El que nunca falta a la clase es Iván, el perr-hijo de Ceci y, mi queridísimo primo Enrique hace sus apariciones esporádicas en el calentamiento.
Iván
Hoy, soy la más tronca todavía, pero ya verán en el dos mil veintidós cuando haya derrotado al miedo… quítense que ahí les voy.
Adriana
Esta es una de las increíbles actividades que puedes hacer viviendo en San Miguel de Allende. Conoce Alborada aquí para saber más: https://www.adrianamendezacosta.com/alborada-desarrollo